La educación personalizada surge del carisma de Marie Poussepin, que concibió la pedagogía como un acompañamiento único y valorativo a cada persona. Más que un método rígido, es la capacidad del educador para reconocer las necesidades, talentos y ritmos individuales de cada estudiante. Este enfoque fomenta el desarrollo integral y armonioso, estimulando la autonomía, la creatividad y la reflexión, siempre dentro de un marco afectivo que promueve la confianza y el respeto.
